lunes, 27 de enero de 2014

Flores sin nombre V. De la flor sin nombre.

V. DE LA FLOR SIN NOMBRE.

13

El desánimo está naciendo en el pecho, como una flor sin nombre.

14

Las flores necesitan de su nombre
más que del color y de su luz.
Una flor sin nombre
despide un aroma
a horas tumefactas,
a raíces entre estiércol,
a amor fácil.
Las flores están hechas de sílabas,
de prosodia volumétrica,
del dulce chasquido del paladar
que las pronuncia
con detenimiento,
con conciencia.
Una flor sin nombre es una ofensa ominosa,
una herida sin secreto.

15

A veces el llanto tampoco responde.
Tal vez, porque no hay pregunta formulada.
El tiempo va con retraso, la vida va con retraso.
Tú te niegas a aparecer. Los dos sabemos
que aún no es la hora.
El desánimo está naciendo en el pecho,
como una flor sin nombre.
Busco entre las palabras que he aprendido
y ninguna nombra con su nombre a la tristeza,
al pozo negro de los días en que el amor
se niega a ser un día banal,
un jueves laborable,
una aventura digna de recuerdo,
un motivo para llorar la viudedad.
Semanas descuartizadas sin asombro,
años mecanizados sin nostalgia.
Mujeres que he conocido, y no añoro
a ninguna sino a ti.
Madre, prostituta, mi enfermedad, la gloria.
Es tarde del domingo por la tarde.
Sé sólo lo que no quiero. Es una ciencia innecesaria.

lunes, 20 de enero de 2014

Ahora te veo, Eurídice. I





                                      Ahora te veo, Eurídice.



 











Elle me dit quand le temps es passé

Méne-moi par la main
Vers d’autres femmes que moi
Vers des naissances plus banales
Au vif de la ressemblance
À la certitude d’être
                                                                                                         Paul Éluard

Prólogo


La luz del sol saja mi pupila.
Una mujer hermosa abandona la escena
bañada en mi sangre.









Mis besos de anoche
penden de tu espalda.
El espejo te ignora.










Tu voz resuena áspera
como la tez del crepúsculo.
Hay poema.

El tiempo y la nada.

Oigo caer el tiempo gota a gota, y ninguna gota que cae se oye caer.
Fernando Pessoa.

Tiempo

Todos los días a eso
de primera hora de la tarde
por un jardín mi tren pasa
donde la muerte se palpa
tras setos y recovecos,
tras claros sin compasión
inundados por la paz
del aire calmo y su secreto
y el zumbido despoblado
de desdeñosos insectos.
Paraje propicio y árido,
sin fiesta,
como un funeral de soles,
hasta que horas más tarde
traigan su radiante escándalo
y su inhumana convicción
de que la vida no tiene límite
los duendecillos temerarios
y sus madres impacientes,
fumando su desengaño
con la mirada perdida,
con gritos de alerta,
con pálpitos.

Sólo es cuestión de tiempo,
me digo al pasar, que se agite
la vida bajo ese sol solitario.

Tiempo también necesario,
para que tú caigas en la cuenta
de que soy la convergencia
curva en que ha de desplomarse
de evidencia tu destino,
tras seducciones y azares,
tras las miradas oblicuas,
tras los manjares insulsos
tantas noches repetidos,
y vinos agrios de exceso,
tras decires sinuosos
que  silencian el deseo,
tras los gritos sofocados
de esos ojos
lenguaraces nuestros.

Sólo es cuestión de tiempo,
con convicción me digo,
pura cuestión de tiempo.

Cultivar la amistad del tiempo
he ahí una gesta loable,
pese al cansancio del cuerpo
y al agüero de la muerte avisada,
de la vida sin objeto
que puebla de presente y tu ausencia
los despiadados momentos
en que la parca me acusa
de despilfarrar su crédito.
Y siempre otra vez me repito
cuando la vida no llega
y una y otra vez maldigo,
cuando la muerte se acerca,
cuando no acude el sentido:
tiempo,
tiempo,
dale tiempo
¡un poquito de paciencia!
que todo es cuestión de tiempo.

Continúa aquí.

jueves, 16 de enero de 2014

La urgencia: segundas reflexiones a partir del Gamonal.

Mi anterior entrada sobre el caso del Gamonal ha generado algunas preguntas y reacciones que sólo en un caso se me han hecho a través de un comentario en el blog, sino a través de múltiples vías. Por eso, y porque aún no he desistido de que mi humilde página se convierta en un espacio de reflexión y debate, la voy a intentar ir agrupando y contestando por aquí.

Desde más a la izquierda, desde posiciones anticapitalistas sin ambages, es decir, revolucionarias,  se ha apelado a la esperanza: es un brote auténtico, es el hambre del pueblo en acción. Cuando digo revolucionarias, me refiero a gente que cree -como yo- que el capitalismo no va a derivar naturalmente (por vías reformistas, ciudadanistas, etc.) sino por una emergencia de lo político en el anodino transcurrir del parlamentarismo capitalista. Como aseveran Vattimo y Zabala, el objetivo esencial del sistema es evitar las urgencias. El problema es que, desde la otra parte, hay tal hambre de urgencias, de evidencias del fin del capitalismo, que estamos dispuestos a esperarlas a la vuelta de la esquina, o lo que es peor, por ignorancia histórica, dispuestos a creer que hemos dado con la fórmula sin darnos cuenta de que ésas fórmulas que se nos revelan maravillosas fracasaron hace años.

Y cuando digo fracasaron, no quiero decir fueron derrotadas. La República Española fue derrotada. La nación catalana fue derrotada. El socialismo real, la idea de un partido proletario como vanguardia de la clase obrera, o el mayo del 68 fracasaron. Y hoy se proponen fórmulas superadoras del enfrentamiento izquierda-derecha como una gran novedad ciudadanista cuando no otro era el planteamiento de todos los fascismos en el periodo de entreguerras. Por lo tanto, cuando digo fracasados, no quiero decir derrotados. quiero decir aporéticos, inviables, porque no eran deseados por esas masas que pretendía movilizar. Y la buena salida no me parece el desprecio de las masas, de la humanidad, dejarlos por imposibles o denostar la falta de conciencia (de clase o de lo que sea) de la mayoría. Hay otros trabajos discursivos que hacer. Y si no los hay, la verdadera obligación moral del anticapitalista es inventarlos, sin perder su horizonte, pero sin extremosidades inoperantes.

Un ejemplo. Veía hace poco un vídeo en el que una persona que aprecio -y con la que coincido en objetivos aunque no siempre en estrategias-, en el contexto de las acampadas de 2011, se dirigía a los asamblearios exhausto: no estamos consiguiendo nada, somos un desastre, tenemos los ejemplos de Grecia (tira que te va) y de ¡Islandia! Señores, en serio. Todos pecamos de poner a Islandia como el gran ejemplo: habían llevado a los políticos y a los banqueros a los tribunales, el pueblo había tomado el poder con un par de paseos por las calles de Reikiavik. ¿Quién se acuerda ahora de Islandia, cuando los mismos que crearon la crisis y la bancarrota han vuelto a ser aupados al poder por las urnas?. Pero lo peor de todo es ¿cómo pudimos ser tan inocentes de poner como ejemplo a un país que durante una década había basado todo su progreso exclusivamente en la especulación financiera convirtiéndose en el máximo exponente del éxito de la derregulación y el neoliberalismo salvaje.? ¿Cómo pudimos tener tanta hambre de urgencias, como para soslayar toda memoria y todo análisis y creer en semejante milagro de la información, la conciencia y el poder de la opinión pública, y considerar a los islandeses como el Saulo de Tarso colectivo de la democracia del siglo XXI?

Por eso, me reafirmo: a mí me parece urgente derrotar al PP, pero mi objetivo es atravesar, rebasar los límites del capitalismo, esto es, desplazar el vínculo de explotación del núcleo del contrato social. En ese sentido soy aglutinador, llamo a los votantes arrepentidos del PP a hacer frente común, intento no ser sectario. Sólo radical. Igual que estoy dispuesto a pactar y caminar hacia la mayoría, intento no perder de vista mi horizonte (que siempre se aleja, que no admite falsos finales del camino) intentando no alucinar presencias metafísicas milagrosas. No se trata de despreciar la acción, todo lo contrario. Creer que cada acción ha de ser la definitiva es lo que nos lleva al máximo desánimo...
Por eso, continuaré...

miércoles, 15 de enero de 2014

Flores sin nombre IV. De la Alegría

IV. DE LA ALEGRÍA

9

La luna es valiente
como un vestido de novia.
Sumisa, dulce, quieta.
Como una muertecita.
Por eso sonríe,
con su eterna mueca
del color de los huesos.

10

Como un cuello hermoso
cortejado por una sierra mecánica.
Así imagino la sexualidad de los ángeles.
Archivando su brutalidad soñada
en la biografía fluyente de los hombres.

11

La espesura umbrosa, agradecida,
que ejerce de sedoso telón,
al fondo de los días.
El paisaje de los cuerpos,
contraviniendo la impavidez de los inmuebles,
la aridez del repertorio de las horas.
Llovizna en el deseo, el resplandor
de cada cuerpo de mujer y su alegría.
La impalpable luz de los goces imposibles.
El sosiego de las incertidumbres prodigiosas.
Y la aurora, negándose
en la belleza cadenciosa de la carne
y dando así la vida.
Conociendo, en la distancia
infranqueable de las tentaciones,
que somos tan afortunados como sabios.

12

Nunca se asoma ya. Creo que teme que la mire
y perder la cabeza.
Me hace sentir guillotina.
Guillotina y encarnación de un ángel.

lunes, 13 de enero de 2014

La opinión pública como enemiga del pueblo: El Gamonal y la fantasmagorización informativa.

Hace unos días me enteré de que algo pasaba en un barrio de Burgos. No había visto nada en los medios convencionales y fue a través de un amigo de facebook, de ideología claramente anarquista y radical, por el que tengo una gran simpatía, más allá de que pueda estar más de acuerdo con él unas veces que otras. Los anarquistas tienen una gran conciencia y un gran tesón en constituir a través de los social media redes de información alternativa a los medios masivos, precisamente porque desconfían radicalmente de cualquier versión de los hechos que pueda dar una empresa capitalista. Es una visión radical en la que coincido completamente con ellos. Donde, tal vez, pueda sentirme más distanciado es donde ellos se agrarran a la posibilidad de una verdad como trampolín de la esperanza. No. Para mí las redes de la información tienen una proyección que va más allá de las empresas informativas como propietarias de unos determinados medios de producción. El sistema tiene grietas, sin duda, pero si uno persiste en la radicalidad de su lectura y no se detiene ante lo intolerable de la inexistencia de una verdad fáctica objetiva, se da cuenta de lo que no tiene es un afuera designable y demarcable. No hay discurso que no sea del semblante, no hay un lugar para la pureza del alma consciente. Las redes, los tentáculos del sistema, todo lo manchan, todo lo tocan.
En fin, cuando leí ese estado de facebook, que llevaba a este link, lo compartí inmediatamente. Al poco, otro amigo me suministró este vídeo. En fin, todo olía a otro conflicto popular local que los medios masivos silenciaban como los disturbios mineros en León o las detenciones de manifestantes que suceden un día sí y otro también sin conocimiento de la "opinión pública" (en seguida explico las comillas).
Pero cuando he empezado a sospechar ha sido esta mañana, yendo en el coche a trabajar tempranito y he visto que la SER se estaba haciendo amplio eco de la situación en el barrio burgalés. Ya todo me olía a estrategia retórica. Pepa Bueno ha entrevistado a la presidenta de la asociación de vecinos, vale. Cuatro o cinco minutos. Pero antes un cargo del Ministerio del Interior se había llevado casi nueve. Por supuesto, el titular del podcast de la SER es explícito: Francisco Martínez: "Volvemos a constatar cómo se infiltran entre los vecinos grupos violentos" Nada sospechoso en esto, la consabida estrategia gubernamental: se desacreditan unas protestas por un proceso de deslocalización que se aviene al 1 er. Principio de Goebels que los necon (cualquiera de las diferentes versiones internacionales del Tea Party) manejan como nadie: Principio de simplificación y del enemigo único. Adoptar una única idea, un único Símbolo; Individualizar al adversario en un único enemigo. Evidentemente, estos grupos no son de Burgos, vienen de Madrid y de otros, sitios, patatín, patatán, zapaterobalcabantistemeta. Bien. El problema no era ése. Sostenener el pulso derecha / izquierda sin resquicios, en su modalidad comunidades de goce, que en realidad se aviene perfectamente al 3º principio del ministro de propaganda nazi (3.- Principio de la transposición. Cargar sobre el adversario los propios errores o defectos, respondiendo el ataque con el ataque. “Si no puedes negar las malas noticias, inventa otras que las distraigan”.) y que tiene su versión más habitual en si yo Bárcenas tú ERES. Lo que me ha hecho sospechar, es que tras esta habitual remisión derechista del problema social y político al orden público, se hablaba bien de las reivindicaciones de los vecinos, se las calificaba de legítimas, se tendía subrayar el derecho a manifestarse y protestar, pese a que el alcalde había espetado el tradicional derecho de pernada al que PP se cree acreedor por haber ganado las elecciones: el proyecto urbanístico objeto de la protesta había recibido el 80% de los votos en las elecciones (el Psoe, qué raro, también lo llevaba en su programa, aunque luego se haya desmarcado del proyecto).
Mis sospechas no han hecho más que aumentar cuando he visto hacerse eco del problema a muchos amigos progresistas, aunque nada sospechosos de extremosidades antisistema. Pero ha explotado cuando he visto que el programa de proximidad vespertino de TVE1 (España Directo) no sólo habían mandado una unidad móvil al Gamonal (¿desde cuándo RTVE da algo más que una frase de locución a una protesta contra cualquiera de las administraciones que controla el PP?) sino que había dado la palabra a una portavoz que ha defendido que la violencia ha sido la única forma que en la que los vecinos habían podido hacerse oír. Vale otra vez: mucha insistencia de la presentadora en los disturbios violentos, hasta un ligero enfrentamiento con la portavoz, pero el Gamonal a toda pantalla.
Aquí pasa algo, sin duda. Estamos ante una estrategia diáfanamente más oscura y truculenta de las que nos tiene acostumbrados la derecha mediática, con todo su poder de despliegue. El procedimiento es sibilino: no ocultar, no condenar al fuera de campo y a las catacumbas de la comunicación mediática el conflicto, sino cederle pantallas y micros. Es ingenioso y clásico: divide y vencerás. Pero en su versión postmediática (es imposible acallar totalmente los hechos porque twitter, facebook y YouTube actúan) no se trata de dividir entre unos y otros, se trata de algo más canalla: dividir al enemigo contra sí mismo. Una división, una tachadura de pleno derecho. El pueblo alzado, al ser acogido como espectáculo, se encuentra remitido, ante su reflejo especular, a dejar de ser multitud alzada para convertirse en juez supremo, opinión pública. Y así el acto se convierte en noticia y el saber hacer de la sublevación, no en acción que coagula y presenta, sino en información que circula y se ausenta. La opinión publica tiene todo el poder. Menos uno: el de la acción. El pueblo del Gamonal lo ha conseguido: nuestro drama está en la tele. Como el pueblo americano lo consiguió 5 años atrás: Yes, we have been able, we have an afroamerican man inhabiting the White House. Y ya. Los valencianos sabemos mucho de eso y el PPCV hizo ya su jugada maestra dejando que RTVV se convirtiera durante unos días en uno de los espejos del Callejón del Gato. El esperpento ha revelado todo su poder como factoría de simulacros. La información, el espectáculo de la noticia, ha resultado ser el mejor método de neutralización.
Claro, quien lea esto lo único que podrá espetar, es "sí, hombre ¿y ahora qué?" Sí, en efecto, ésa es la buena pregunta. La respuesta no es la esperanza, ni la prisa, ni la evidencia. Lo obvio es suficiente para saber que lo que vemos lo es nunca lo que habría que ver.

La urgencia: segundas reflexiones a partir del Gamonal
La verdad acerca los hechos, 1 (respuestas a partir de mi primer post sobre el Gamonal)

 

domingo, 12 de enero de 2014

Flores sin Nombre III. DE LA VIDA

III. DE LA VIDA


7

La literatura no es mi vida. En todo caso,
mi vida es la literatura.
Nunca me salen las cuentas
y mis estados de ánimo
son, como dijo el poeta,
un mal verso en un buen poema.
Sólo que, en mi caso,
el poema es fingido,
como todas las epopeyas
contemporáneas.
Mis sueños repetidos,
de raigambre clandestina
en lechos de ternura incandescente,
resultan triviales
a fuerza de previsibles.
La literatura no es mi vida.
Antes al contrario,
siempre he tenido una vocación
literaria en el vivir.
Siempre me he afanado en existir
como si mi biografía fuera un mensaje
para un alienígena voraz
de feroces lecciones sacramentales.
Mi sufrimiento y mi fracaso,
un subterfugio para alcanzar el blanco
de las páginas marchitas
de un himno en prosa.
Ello me arrancó el miedo hace mucho tiempo.
Y sólo muy recientemente, la esperanza.

8

Vivir para construir literatura.
Vas haciendo un relato con tu vida.
Desanimado,
te detienes a pensar y te ves en la obligación
de reconocer que no se entiende nada.
Los efectos y las causas,
las escenas y los personajes,
las herramientas formalizadoras del relato,
se ven impotentes para cernir la lógica de tu existencia:
el estallido de los goces que se disipan sin aviso,
el desamparo, el desamor, lo siniestro de los días,
no parecen responder ante demiurgo alguno.
Y te encuentras encarnando
un chiste macabro que hace mofa
de cualquier intento de omnisciencia.
Descubres que los relatos
están hechos de actos
y su sinsentido está, por ellos,
excesivamente enmascarado.
No hay lugar en las ficciones narrativas
para el trenzado agonizante de los símbolos huérfanos
en los que empiezas a intuir
que está maniatada tu vida.
En ese momento decides, también,
que las arquitecturas intelectuales,
a cuya construcción te has venido dedicando,
hacen el armazón –incluso, si quieres,
los cimientos- de la existencia,
pero son un esqueleto descarnado
que atiende a las jerarquías del espíritu
e ignora
el aguijón que separa la dermis de la carne,
y la carne de los huesos,
y los huesos de los tuétanos,
únicos vanos en los que el enigma de la vida
podría conquistar una hendidura en que alojarse.
Vas cualquier día
andando por la calle,
intentas revisar el relato fracasado de tu vida
en forma de alguna escena recordada
-por antonomasia, algún amor que ya murió
y se llevó consigo el odio
y todas sus estrategias defensivas.
Y entonces,
para no morir de fracaso,
de melancolía
desgarrada,
para no revivir el desamor en su faz más cruel,
descubres aterrado
que la memoria de la lengua
ha tomado sus medidas.
El recuerdo escande un ritmo en los vocablos,
las palabras son la ley,
y su colisión produce fogonazos
que se acercan a lo que tú intuiste que podía ser el conocimiento,
más allá de cualquier lógica de los hechos,
de cualquier reproducción de sus secuencias.
Estás mayor -más de cuarenta-,
no te lo explicas,
no puedes creer que esto te esté pasando a ti.
Pero al fin, algo has aprendido con los años,
decides rendirte ante otra inminencia
del ridículo y del fracaso,
porque ya sabes que de ese riesgo
está hecha la vida.
Te detienes, respiras hondo, miras
a ver si alguien te observa,
si ha trascendido el nefando secreto
y las gentes ya te señalan con el dedo.
No, aún nadie se ha enterado
de que vas intentarlo
con la poesía.

viernes, 10 de enero de 2014

Flores sin nombre II. De los otros



II               De los otros

4        

Es por la mañana.
Me resisto a salir de casa.
Fuera hace ese frío
de agosto y de enero:
los otros y las horas.

5        

El éxito es un atavío
decoroso para la audacia.
El coraje triunfante
es educado, servicial,
muy presentable.
No defrauda ningún protocolo.
Pero hay un coraje que desafía
las corrientes más profundas del destino
y cuyas rampas serpenteantes
no se dirigen hacia arriba.
Es un coraje histrión y saltimbanqui,
se cuelga de superficies aéreas
en su espacio de gravedad oscilante,
que nadie alcanza a comprender.
Es un coraje literalmente inapropiado:
su rostro está afeado
por la mueca delicuescente
del sacrificio
y por la inconstancia de su suelo.
Cuántas veces se puede llorar por entusiasmo, cuántas
sentir que los huesos se comban
bajo el enigmático peso del atrevimiento.



6       

Las aceras están llenas de porquería.
Hay arrebatos por el suelo,
embruteciéndolo todo.
El otro día, sin ir más lejos,
vi a un padre zafio
–tatuajes, melena grasienta, pulsera de oro
y un aire en la mirada de regüeldo tórrido-
paseando a la morena flor de su niñita.
No sé quién lo habría dejado ahí.
Supongo que la madre harapienta de la niña,
que se habría quedado en casa
meneando sus carnes adiposas,
frotando ventanales y baldosas,
con un suspiro de ayer voraz contra su piel
ajada por goces incomprensibles
que traen al mundo muñequitas
engendradas entre la pestilencia del eructo y un maldita
sea que éste se me va con otra.
Las aceras están llenas de porquería.
Hay arrebatos por el suelo, embruteciéndolo todo.
La culpa es, sin duda, del ayuntamiento
entre las bocas agrias,
de las madres zafias
y los padres locos.